El tener que cocinar cada día por obligación, necesita una dosis de creatividad de la que carezco. Las personas organizadas, planifican sus menús, incluso planifican las dietas y proporciones de alimentos que va a consumir la familia para que sean lo más equilibrados posibles, no es mi caso. Soy incapaz de planificar un menú semanal, aunque es uno de los retos que me he planteado para éste principio de curso. Uno de los objetivos que planteé el año pasado, era reducir a la mínima expresión los alimentos pre- cocinados, que consumimos es casa. Es mucho más fácil de decir que de hacer. Estamos rodeados de alimentos de éste tipo, y para qué engañarnos, son muy prácticos. Yo he optado por dejarlos sólo para emergencias, esos días en que llegas a casa a las mil con niños hambrientos y no hay nada que preparar.
El objetivo de éste año, a parte de la planificación de los menús, es reducir el consumo de carne a tres días a la semana. Me parece muy complicado, de momento voy a sustituir tres días por legumbres y pescados. A ver qué tal….